Crimen de la Pensión Padrón: «Soy culpable», dice el acusado después de que su abogado pidiese su absolución

Crimen de la Pensión Padrón: «Soy culpable», dice el acusado después de que su abogado pidiese su absolución

José Antonio Luis Aguiar, que cumple 17,5 años de prisión por un asesinato cometido en la habitación 306 de la Pensión Padrón de la capital tinerfeña, ha reconocido este lunes, después de que su abogado pidiese su absolución, que también es culpable de la muerte de Adoración V.R., quien falleció en el mismo cuarto.

La primera de esas dos muertes fue la de Adoración, en junio de 2009, pero su cadáver se encontró en un barranco en 2016, cuando al acusado cumplía condena por el asesinato de un exmilitar, cuyo cuerpo sin vida se encontró en agosto de 2010, ocho meses después del óbito, entre dos colchones de la habitación 306.

En el juicio con jurado que se inició este lunes, el Ministerio Fiscal ha mantenido su petición de 25 años de prisión por el asesinato de Adoración, una mujer que perdió la vida cuando tenía 43 años y que, según ha declarado una de sus tres hijas, era "morena, pelo largo, guapa, flaquita (unos 47 kilos) y pequeñita (147 centímetros".

Adoración falleció pocos días después de pasar tres años en prisión, el mismo tiempo que estuvo José Antonio, condenado éste por agredir a la mujer con la que, según el fiscal mantenía una relación sentimental, pero que él aseguró que era de amistad.

El cadáver de Adoración presentaba múltiples traumatismos, así como rotas cuatro costillas de ambos costados y el peroné izquierdo, y, según el relato del Ministerio Fiscal, sufrió un shock traumático que le pudo causar la muerte.

Pero, ha indicado el fiscal, el acusado agarró a la víctima con sus manos por el cuello o le hizo una llave y la estranguló hasta fracturarle el hueso hioides.

El fiscal ha señalado que el acusado esperó unas 12 horas, hasta que desapareció el rigor mortis, para limpiar manchas de sangre de la habitación, pero no se dio cuenta de unas gotas que quedaron encima del cabeceo de la cama, y también ha dicho que José Antonio hizo una fotografía al cadáver con un teléfono móvil.

Ha añadido que el acusado envolvió el cadáver en sábanas y una manta, lo metió en dos macutos que le dieron al salir de prisión, y lo ocultó en una cueva del Barranco de Santos, que está a unos 300 metros de la pensión.

El cadáver se encontró 7 años después, cuando las lluvias movieron las tierras y quedó a la vista de unos paseantes, y lo que llevó a su reconocimiento fueron las gotas de sangre que se encontraron en el cabecero de la habitación 306.

El fiscal ha destacado que Adoración y José Antonio mantenían una relación sentimental y que ella le ayudaba económicamente, y ha subrayado que su muerte se produjo tras una discusión presuntamente porque ella quería acabar esa relación.

Ha incidido en que se trata de un asesinato, no de un homicidio, porque se actuó con alevosía y con ensañamiento.

La defensa ha pedido al jurado que no se deje llevar por conjeturas, y tras hacer hincapié en que relaciones sentimentales no son sinónimo de sexuales, ha cuestionado que la fotografía que hay en un teléfono móvil la hiciera su defendido, y ha reclamado que no se tengan en cuenta sus antecedentes por agresiones.

José Antonio ha asegurado que la relación era de amistad, así como que las 50 veces que se vieron en los tres años de prisión eran como amigos, y ha reconocido que Adoración, que cobraba una pensión de entre 400 y 500 euros por una incapacidad del 90 por ciento, le ayudaba económicamente porque quería.

Ha manifestado que cuando salió de prisión en abril de 2009 fue a la citada pensión, donde recibió una llamada de Adoración porque saldría unos días después, y, según ha afirmado, al principio ella se quedó en otra habitación, pero después compartieron la 306, que tenía dos camas, porque era amigos.

José Antonio ha comentado que "siempre" estaban discutiendo debido a los problemas que les ocasionaban las sustancias tóxicas que consumías, crack y heroína, y ha reconocido que durante una de esas discusiones propinó a Adoración "cuatro o cinco" puñetazos, pero ninguna patada y cuando vio que no respiraba esperó antes de meterla en un macuto.

Pensó en dejar el cadáver en un contenedor pero decidió tirarlo al barranco de día, y ha considerado que en ese momento se pudieron romper las costillas de la víctima, y ha negado que en la habitación hubiera sangre.

José Antonio ha insistido en que en esa época estaba "muy mal" debido a sus problemas de drogadicción, y ha apuntado que sí pensó en comunicarse con los familiares de Adoración, pero no lo hizo porque no tenía sus contactos.

Ha aseverado que sentía mucho cariño por ella porque le había ayudado.

También ha declarado este lunes una de las tres hijas de Adoración, quien denunció la desaparición de su madre tres años después de producirse su muerte, algo que, ha explicado, se debió a que cuando iba a la comisaría de la Policía Nacional le decían que como no convivían no podría presentar una denuncia.

La relación con su madre era buena hasta que comenzaron los problemas con las drogas, y la denuncia por su desaparición fue aceptada porque en la entidad bancaria en la que tenía la cuenta Adoración comunicaron que desde 2009 no se habían producido salidas de dinero.

La hija se indicado que su madre había sufrido una sobredosis, a consecuencia de la cual padeció neumonía y encefalopatía, para a continuación estar un tiempo en el hospital Febles Campos, por lo que ella se fue a vivir con sus abuelos, y ha agregado que Adoración caminaba con muletas por problemas en una rodilla

Fue la hija quien arregló los papeles para que su madre cobrase la ayuda y este lunes ha comentado que antes de salir de prisión le dijo que el domingo siguiente iría a verla a su casa, algo que no se produjo. EFE