Trato más humano en los bancos

"Lo que estoy pidiendo es un trato más humano en las entidades bancarias", ha venido a decir el ciudadano Carlos San Juan, de 78 años, que ha iniciado una recogida de firmas en la plataforma social Change.org, para reclamar otro tipo de atención –se insiste, más humana- frente a la digitalización de los servicios bancarios y el abandono de la clientela –sobre todo, la de mayor edad- con esta modalidad de prestaciones. La petición superó las ciento treinta mil firmas en un muy poco tiempo.

Trato más humano en los bancos
Los bancos se han olvidado de las personas mayores, ahora casi todo es por Internet

Por Salvador García Llanos

Según explica este ciudadano jubilado, que se dirige a todos los bancos “entristece mucho ver que se han olvidado de las personas mayores como yo". Lo dice porque “ahora casi todo es por Internet… y no todos nos entendemos con las máquinas. No nos merecemos esta exclusión. Por eso estoy pidiendo un trato más humano en las sucursales bancarias”. El problema lleva tiempo siendo denunciado en redes sociales y medios de comunicación pero no parece que el sector se haya sensibilizado y haya adoptado medidas para mitigar su extensión.

En la enumeración de los problemas y escollos que hay que salvar figuran oficinas que cierran, cajeros complicados de usar o averiados, la ausencia de alguien a quien preguntar o el hecho de que haya algunas operaciones y gestiones que solo pueden realizarse online. “Y en los pocos sitios donde queda atención presencial, los horarios son muy limitados, hay que pedir cita previa por teléfono pero llamas y nadie lo coge… Y te acaban redirigiendo a una aplicación que, de nuevo, no sabemos manejar. O mandándote a una sucursal lejana a la que quizás no tengas cómo llegar”, resume sobre la situación.

Y todo esto "no es justo ni humano". Además, pone en evidencia la realidad del problema y es que hay muchas personas mayores que están solas y no cuentan con nadie les ayude; pero también el hecho de que ser mayor no tiene porqué implicar ser dependiente. “Queremos poder seguir siendo lo más independientes posibles también a nuestra edad. Pero si todo lo complican y cierran las oficinas, están excluyendo a quienes nos cuesta usar Internet y a quienes tienen problemas de movilidad”, concluye Carlos San Juan.

Este jubilado, que cuenta que ha trabajado con la informática y más o menos puede defenderse en este terreno, reconoce que ha llegado “a sentirse humillado al pedir ayuda en un banco y que me hablaran como si fuera idiota, por no saber completar una operación”. También ha sido testigo de “ese mal trato dirigido a otras personas. Duele mucho sentirse así. Las personas mayores existimos, somos muchas y queremos que nos traten con dignidad. Solo estamos pidiendo que se habiliten secciones en las sucursales en las que dejen de excluirnos”.

Por todo eso, se dirige a quienes son mayores pidiendo que firmen “por los derechos de nuestra generación”. Pero también al resto de la población. “Si eres más joven, ponte en nuestro lugar y ayúdanos también. No olvides que algún día tú también tendrás mi edad”, apunta.

Él éxito de su petición ha sido tal en cuanto a firmas y ha recibido tantos mensajes de compresión y apoyo que su autor ha publicado una actualización para agradecer la respuesta a su petición. “Estoy muy emocionado y agradecido por todas vuestras firmas. Pero necesitamos ser muchos más, por eso os pido que además de firmar, difundáis la petición, para que lleguemos lo más lejos posible. Y si te sientes identificado/a, cuéntalo en los comentarios. Porque aunque seamos muchos, nuestras voces están silenciadas. Y eso tiene que acabar. ¡Si nos unimos, nos haremos escuchar. Muchas gracias”, ha actualizado.

¿Tomará nota la banca y adoptará alguna medida consecuente? ¿Demostrará un poquito de sensibilidad en medio del mar de ganancias? Pase lo que pase, hay que agradecerle al ciudadano San Juan su iniciativa. El problema ha quedado al desnudo. Y él solo ha promovido un trato más humano, allí donde la ancianidad lo requiere.