Madrid (EFE).- Tres juezas de menores, entre ellas la canaria Reyes Martel, han mostrado este martes su oposición a rebajar la edad penal, de 14 años en España, y a endurecer el castigo a los niños que cometen delitos y han apostado por la prevención y por una justicia que eduque, al tiempo que repara a las víctimas.
Con el actual sistema de menores, que busca la reeducación y la resocialización, el 80 % «sale para adelante», han explicado en rueda de prensa en el Colegio de Abogados de Madrid las magistradas de juzgados de menores de Madrid y Canarias Eva Saavedra Montero, Reyes Martel Rodríguez y Concepción Rodríguez González del Real, acompañadas por la vicedecana, Isabel Winkels.
Pese a la alarma social que generan casos como el de Badajoz, en el que una educadora fue asesinada en un piso tutelado, bajar la edad penal o endurecer penas «no va a disminuir la delincuencia juvenil» y, por contra, en los lugares en los que se ha probado, como Gales, subió, han argumentado.
La meta es evitar que los delitos se produzcan, que «la víctima llegue a existir» y también que el menor no vuelva a delinquir como adulto.»La adecuada prevención evita que una persona sea víctima. La adecuada intervención evita que haya más víctimas», ha explicado Saavedra.
También han denunciado la falta de escucha del legislativo al acometer reformas y han expresado su preocupación por que la ley de eficiencia de la Justicia diluya el trabajo de la jurisdicción de menores en los juzgados de instancia, algo que intentaron evitar sin éxito promoviendo una enmienda que no entró en la norma.
Las magistradas han resaltado lo duro que supone el internamiento de los menores. Para los menores el tiempo pasa más lento, llegan «muy dañados» porque además de delinquir «en muchos casos son víctimas». Además, las condiciones a veces son peores, que en las prisiones, según ha denunciado una de las juezas.
Defienden una intervención educativa, que consiga que las conductas delictivas no se cronifiquen, mediante actividades como boxeo o el camino de Santiago. Esta intervención permitió por ejemplo que un chico que, junto a amigos, robó y prendió fuego a un mendigo ahora atienda a personas sin hogar y estudie Trabajo Social.
Además de escucha, exigen más recursos.
También ha intervenido Wynna Zady, que siendo menor cometió hasta 25 delitos pero después, con intervención, terminó estudiando Derecho y formando una asociación para prevenir la delincuencia que opera en Canarias, Focus Juventud.
«No nací siendo delincuente. Tenía una familia un tanto complicada, comportamientos preocupantes a los 3, los 6 o los 12 años, hasta que empecé a delinquir. La Justicia debe ser lo último, si se hubiera intervenido a tiempo conmigo no habría tenido una vida judicial, llegué a cometer hasta 25 delitos», ha explicado.
Ahora trabaja en un centro de internamiento de menores, una experiencia que ella misma vivió en sus carnes, con habitaciones que son «celdas» y una situación que le llevó a intentar quitarse la vida, algo que intentan y consiguen otros menores internados y una realidad sobre la que, lamenta, no se habla ni se protesta.
Denuncia que la prevención a veces no interesa y les cierran las puertas para dar charlas, a pesar de que «las conductas alarmantes empiezan muchísimo antes de los 14 años». Reclama que los educadores de los centros conozcan los delitos cometidos por los menores con los que trabajan,, porque es muy distinto trabajar con hurtos, agresiones sexuales o homicidios.
Pide además que no se les estigmatice: «Hoy en día soy jurista, si no hubiera pasado el proceso que he pasado no me hubiera convertido e lo que soy. Tengo conocimientos que no hubiera tenido un niño con una vida más fácil».
Para la justicia juvenil las redes sociales suponen un reto. Quienes la aplican no son nativos digitales y los delitos sexuales digitales se han incrementado «exponencialmente».
Wyyna Zady reclama más formación para los niños, que a menudo cometen conductas sin saber que son delito, como reenviar fotos de desnudo, y para los educadores.
Las familias han perdido control sobre sus hijos y las magistradas advierten contra los prejuicios: «Los niños y niñas no hacen delincuentes, se hacen. No solo provienen de familias desestructuradas, ha cambiado mucho el perfil, también tenemos niños de familias de perfil medio alto, no nos confundamos». EFE