Los pacientes son atendidos, de forma conjunta, por un profesional de Nefrología y otro de Reumatología, lo que permite coordinar los ajustes necesarios para el tratamiento de la patología, sin que el paciente tenga que esperar a la siguiente cita con uno de ellos
Los avances en el conocimiento de la fisiopatología han permitido desarrollar fármacos con acciones más eficaces y menos efectos secundarios que reducen la posibilidad de un daño renal definitivo
La consulta de nefritis lúpica del Hospital Universitario Nuestra Señora de Candelaria, centro adscrito a la Consejería de Sanidad del Gobierno de Canarias, atendió a 134 personas en su primer año de funcionamiento. Cada vez que el paciente acude a esta consulta, es atendido tanto por un profesional de Nefrología como por uno de Reumatología, lo que permite coordinar los ajustes necesarios para el tratamiento de la patología, sin que el paciente tenga que esperar a la siguiente cita con uno de ellos.
En este dispositivo se realiza una observación centralizada, disminuyendo el número de veces que el paciente debe acudir al centro sanitario. Esta acción repercute positivamente en las personas con nefritis lúpica, ya que requieren de un seguimiento continuado para poder detectar cualquier posible brote o evolución en la enfermedad.
Nefritis lúpica
El lupus es una enfermedad autoinmune en la que el propio cuerpo de la persona afectada ataca a sus células y órganos. Esto lo hace mediante la generación de proteínas llamadas anticuerpos, cuya función en una persona sana es atacar únicamente a sustancias dañinas, llamadas antígenos, como virus o bacterias.
Además de ello, es crónica y cursa con brotes o recaídas, por lo que su tratamiento está dirigido a frenar su evolución y dichas recaídas.
Entre los posibles órganos a los que puede afectar se encuentran los riñones, lo que se denomina como nefritis lúpica. Se produce cuando los anticuerpos del lupus afectan a la función de este órgano, debido a mecanismos inflamatorios a nivel renal.
Esto puede derivar en la presencia de sangre o proteína en la orina, presión arterial alta, mal funcionamiento de los riñones o, en última instancia, un fallo renal que requiere de diálisis o un trasplante.
Gracias a los avances en el conocimiento de la fisiopatología de la nefritis lúpica, se han desarrollado fármacos con acciones mucho más eficaces y con menos efectos secundarios para controlar la patología, sobre todo centrados en el linfocito B, un agente clave en la producción de anticuerpos, las citoquinas y los inhibidores de calcineurinas (una proteína y una enzima, respectivamente, que actúan en la regulación del sistema inmunitario).
Este hecho ha mejorado la calidad de vida de los pacientes, reduciendo el número de personas que sufren daño renal definitivo y el uso de corticosteroides, pudiendo incluso dejar de emplearlo en algunos casos y abriendo la posibilidad de un mejor manejo de la patología y un pronóstico más esperanzador a largo plazo.