Con tan solo 15 años, Helena Joana Li Chen ha alcanzado uno de los logros más importantes del ajedrez internacional: convertirse en maestra FIDE, un título otorgado por la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE) que acredita un nivel de excelencia en este deporte de estrategia. En una entrevista concedida al programa La Mañana Xtra de Radio Insular, la joven relató su trayectoria y los sacrificios que ha implicado alcanzar este reconocimiento, así como sus metas para el futuro.
Helena, que reside en Fuerteventura y estudia actualmente 4º de la ESO, comenzó a jugar ajedrez a los siete años como parte de una actividad escolar. Lo que empezó como un juego de piezas “que parecían chocolate blanco y negro”, según recordó con ternura, pronto se convirtió en una pasión que la llevó a destacar en competiciones locales, regionales y nacionales. “A los doce años quedé primera de España, y a los catorce también. Este año quedé décima de Europa”, explicó.
Actualmente forma parte del club Capablanca, uno de los pocos espacios en Fuerteventura donde se fomenta la práctica regular del ajedrez. Pese a la limitada comunidad ajedrecista en la isla, Helena ha demostrado que la constancia y el talento pueden abrirse paso incluso en entornos con escasa infraestructura deportiva. “En Fuerteventura el ajedrez no hay mucha gente, pero tengo buenos profesores que me han ayudado mucho”, señaló, agradeciendo expresamente a Àlvar Alonso Rosell, Omar García Blanco y José Carlos, presidente de la Federación Canaria.
Para obtener el título de maestra FIDE, una jugadora debe alcanzar una puntuación superior a los 2100 puntos ELO, un sistema que valora el rendimiento en función de las partidas ganadas, perdidas o empatadas frente a rivales de diferente nivel. “Si ganas a alguien con muchos puntos, subes mucho, pero si pierdes contra alguien con menos, pierdes un montón”, explicó Helena, detallando cómo cada partida se convierte en un examen estratégico constante.
El siguiente objetivo en su carrera es conseguir el título de maestra internacional y, a medio plazo, convertirse en gran maestra, un nivel reservado a la élite del ajedrez. Para ello, alterna sus estudios con la preparación específica para cada torneo, analizando el estilo de sus rivales y planificando aperturas y tácticas con la ayuda de sus entrenadores.
Además de su carrera deportiva, Helena tiene claro su futuro académico: quiere estudiar ingeniería de inteligencia artificial. Y aunque reconoce que los estudios son la prioridad, el ajedrez seguirá formando parte esencial de su vida. “Lo practico en las tardes, cuando tengo tiempo libre”, comentó.
Inspirada por figuras como Judit Polgar, considerada la mejor ajedrecista de la historia, Helena se ha convertido en un modelo a seguir para otros jóvenes de la isla. Al ser preguntada por qué recomendaría el ajedrez a otros niños y niñas, no dudó: “Es bastante divertido. Hay muchas competiciones, muchos torneos que jugar y es bueno para la mente”.
Con una madurez sorprendente para su edad, Helena Joana Li Chen encarna el talento emergente de una generación que rompe barreras y demuestra que desde una isla pequeña se pueden alcanzar logros internacionales. Su historia es, sin duda, un motivo de orgullo para Fuerteventura.