Santa Cruz de Tenerife, 14 nov (EFE).- El cierre de la frontera sur de Estados Unidos ha detenido numerosos proyectos migratorios en tránsito hacia ese país, sin que por ahora existan dados para determinar si está teniendo un impacto claro en los flujos hacia Europa, según la investigadora del Real Instituto Elcano Rut Bermejo.
Esta profesora de Ciencia Política y Políticas Públicas de la Universidad Rey Juan Carlos ha participado este viernes en Tenerife en la cuarta edición del Migratlantes, el foro que organiza cada año el Gobierno de Canarias para reflexionar sobre las migraciones, que ese año se fija, en especial, en las procedentes de América Latina.
Al abordar la políticas migratorias de Donald Trump en Estados Unidos sobre los flujos con destino a España y Europa, Bermejo ha destacado que el descenso de llegadas desde México a EEUU «ya venía de antes», por lo que no puede atribuirse exclusivamente a las medidas implementadas por la actual administración republicana.
Según la investigadora, aunque el cierre de la frontera con México ha reducido los movimientos hacia Estados Unidos y ha detenido numerosos proyectos migratorios en tránsito, el efecto sobre los flujos hacia Europa todavía no puede cuantificarse con precisión.
Para esta profesora de Políticas Públicas, la combinación de factores estructurales, las decisiones individuales de los migrantes y las políticas de los países de destino determinará los patrones futuros de migración desde América Latina hacia Europa.
Dificultad para medir el impacto
«La dificultad para medir el impacto exacto de las políticas migratorias es muy alta», ha admitido la experta, quien ha explicado que muchas personas que se encontraban en ruta hacia Estados Unidos han paralizado sus planes y por ahora no existen datos suficientes para anticipar un eventual desplazamiento hacia Europa.
Asimismo, ha recordado que la migración depende de factores individuales como la presencia de familiares, el idioma o las capacidades de los migrantes, por lo que «sí podría esperarse» cierta llegada a Europa.
Sin embargo, ha advertido de que solo es posible registrar a quienes solicitan asilo.
«Si entran con visado de turista y luego se quedan, no tenemos información para saber cómo les ha impactado el cambio político», ha indicado.
Contexto europeo
Respecto a Europa, Bermejo ha destacado que las políticas migratorias de la Unión Europea «ya eran restrictivas antes de Trump», citando ejemplos de externalización de procesos de asilo en terceros países como los acuerdos del Reino Unido con Ruanda o los de Italia con Albania.
«No existe un impacto directo entre las políticas de Trump y las europeas, ni de estas en la llegada de migrantes», ha esgrimido.
La investigadora también ha señalado que se sobreestima el grado de conocimiento que los migrantes tienen sobre las políticas migratorias de los países de destino.
En el caso de México, se calculaba que unas 270.000 personas esperaban cita para solicitar asilo en Estados Unidos, pero en otros países «no se conoce con claridad» la situación previa a los cambios normativos.
Redes y decisiones migratorias
Asimismo, ha destacado que la decisión de emigrar se basa, sobre todo, en «información vaga» transmitida por redes familiares y no en un conocimiento preciso de las legislaciones de los países de destino.
En este sentido, ha citado un estudio elaborado para la Comisión Europea sobre campañas de información en países de origen, cuyos resultados mostraron que la mayoría de las personas encuestadas «no conocía» dichas campañas.
«Para muchos, el destino era Europa en general, no un país concreto», ha añadido, al tiempo que ha subrayado que los emigrantes tienden a elegir destinos donde ya existen familiares o comunidades establecidas, un factor que puede explicar la concentración de llegadas en ciertos países europeos, como España.
En su opinión, es fundamental mantener un seguimiento constante de los flujos migratorios y de los cambios normativos tanto en Estados Unidos como en Europa, ya que la evolución de las políticas y las condiciones socioeconómicas en los países de origen podría modificar las rutas y los destinos de los emigrantes en los próximos años.
Además ha subrayado que el estudio de este fenómeno debe centrarse en los propios migrantes, sus capacidades y redes, para comprender mejor cómo deciden sus destinos y cómo responden a cambios en las políticas internacionales.
«Solo a través de un análisis integral podremos anticipar tendencias y diseñar políticas efectivas de acogida y gestión de flujos», ha concluido.
















