Madrid vivió este sábado 17 de mayo un acontecimiento histórico para la cultura canaria: la primera luchada oficial de lucha canaria celebrada en territorio peninsular. La Plaza de Callao, uno de los puntos neurálgicos del centro de la capital, se transformó en un auténtico terrero al aire libre con graderíos portátiles y 24 toneladas de arena volcánica procedente del Tajogaite, en La Palma.
El evento, enmarcado en los actos conmemorativos del Día de Canarias bajo el lema “Orgullo en quienes somos”, marcó un antes y un después en la proyección exterior de este deporte tradicional del archipiélago.
“No es casualidad que hayamos escogido Madrid para trasladar esta cita, en pleno centro de la capital y con este terrero, para reivindicar lo que somos y para sentir el orgullo de quienes somos más allá de Canarias”, declaró el presidente de Canarias, Fernando Clavijo, durante el acto. “Podemos plegar, podemos luchar, pero siempre levantamos al adversario, le miramos a los ojos, le quitamos la arena de la espalda y le damos un abrazo”, añadió, destacando los valores de respeto y nobleza que encarna la lucha canaria.
Desde primeras horas de la tarde, Callao se llenó de curiosos, turistas y, sobre todo, de canarios residentes en la península o desplazados para la ocasión. Con trajes típicos, banderas y emoción en cada agarre, el público convirtió el espacio urbano en un enclave insular efímero, donde la identidad canaria fue la gran protagonista.
La luchada, correspondiente al Torneo DISA Gobierno de Canarias de Primera Categoría masculina, enfrentó al Saladar de Jandía, de Fuerteventura, y al Candelaria de Mirca, de La Palma, dos equipos situados entre los primeros puestos de la liga canaria. El Saladar de Jandía se impuso en un duelo muy reñido por 12-10, afianzando así su paso hacia la ‘Final a Cuatro’ del campeonato.
La iniciativa, organizada como parte de la estrategia de proyección cultural de Canarias, no solo evidenció el poder de convocatoria de la lucha canaria más allá del archipiélago, sino que también reforzó su valor simbólico como patrimonio inmaterial del pueblo canario. La arena negra del Tajogaite bajo los pies de los luchadores evocó no solo la fuerza de la naturaleza, sino también la de una cultura viva que sigue expandiéndose y emocionando, esté donde esté.