Las Palmas de Gran Canaria (EFE).- Con el humor que la define, Antonia San Juan se sube a las tablas del Teatro Pérez Galdós de Las Palmas de Gran Canaria este jueves y viernes para narrar desde una nueva perspectiva las historias de seis mujeres de la mitología griega, tradicionalmente retratadas como figuras pasivas.
¿Cómo se sienten las mujeres en relación con todo lo que hacen los hombres, que siempre son los protagonistas, los héroes, mientras ellas siempre tienen un papel pasivo y representan estereotipos?
Esta es la pregunta que trata de resolver la obra ‘Échale la culpa a Pandora’, con texto, música y letras de Enrique Fernández-Villamil Menéndez y dirección de Daniel Rodríguez, que se estrena en el teatro grancanario este jueves y viernes, a las 20.00 horas.
Interpretando el papel de Casandra, hija de los reyes de Troya —a quien el dios Apolo entregó el don de la clarividencia para más tarde maldecirla con que no solo no podría callar sus predicciones sino que tampoco nadie la creería—, San Juan desgrana, a través de seis monólogos, el trato que ha recibido la figura femenina en los relatos de la antigua Grecia y la historia de la humanidad, entremezclando el humor y la denuncia con un lenguaje adaptado incluso a la generación Z.
A su vez, seis canciones interpretadas por la cantante Ada Rapisarda y un cuarteto de cuerda recrean cómo pudieron sentirse seis de esas mujeres mitológicas —concretamente Pandora, Perséfone, Eurídice, Penélope, Ariadna y Helena—, seleccionadas por Fernández-Villamil por ser las más reconocibles para el gran público.
«Pandora es la primera mujer y es ingenua, pero también la culpable de todo; Perséfone es la eterna hija que tiene una madre dominadora, Eurídice es también un papel pasivo, una mujer callada que aguanta todo; Penélope es la mujer paciente y la buena esposa, Ariadna es la mujer engañada y Elena es la mujer que es tan guapa tan guapa que es tonta», ha detallado.
«La verdad», ha declarado San Juan a la prensa, «que todas salen bastante mal paradas en la mitología; es decir, la que no es tonta es paciente, mientras el marido está por ahí poniéndole los cuernos con todas. Incluso que la obra se llame ‘Échale la culpa a Pandora’, se le echa la culpa a una mujer».

A través de las canciones, Rapisarda ha trabajado en ponerse en la piel de estas seis diosas, ninfas y princesas, no solo cantando, sino también transmitiendo con el cuerpo sus emociones. Y lo hace en inglés —con subtítulos—, porque la obra surgió mientras trabajaban en un disco, concretamente en una canción para la que se les ocurrió tomar un mito griego y darle una vuelta.
Antonia San Juan ha reconocido que es un montaje «muy complicado», con «monólogos difíciles», pero que la clave ha sido comprender el texto y, especialmente, la relación entre los dioses, que son «hermanos, padres, toda una promiscuidad», para lograr que «una cosa densa» que el público quizá no aguantaría se convierta en un chisme, «ese rollo de vecinona», capaz de mantener la atención.
El guionista ha explicado que el texto «estaba bastante más plano en un principio», que ha pasado por hasta seis versiones, y que, tras la intervención del director y la actriz, empezaron «a meter más tacos y expresiones más modernas».
«Pero la idea también era eso, hacer el espectáculo un poquito más inclusivo, que llegara también a otro tipo de audiencia y no solamente a gente de más de 40. Hay de un poquito de cada generación», ha añadido.
Rodríguez, por su parte, ha explicado que al subirse a las tablas se dieron cuenta de que el texto funciona mejor en estático, «que es algo que no suele pasar», pero que en ‘Échale la culpa a Pandora’ ocurre así porque tiene tanto contenido «que añadir más información empieza a jugar en contra del espectáculo».
Se trata, ha dicho, de una apuesta en la que, a través de un juego más estático, se logra «más movimiento mental que visual».
«Los ojos van a estar más tranquilos, pero la mente queremos que esté buscando», ha concluido sobre esta obra que busca hacer reír, llorar, pensar y emocionar. EFE