Roma (EFE).- La Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) ha reconocido como Sistema Importante del Patrimonio Agrícola Mundial (SIPAM) prácticas agrícolas tradicionales de España, México, Brasil y China, entre ellas las técnicas que se desarrollaron en Lanzarote para cubrir los cultivos con arena volcánica tras la erupción de Timanfaya.
«Se trata de prácticas agrícolas tradicionales y sostenibles en Brasil, China, México y España, que reflejan la armonía entre las personas y la naturaleza, y que hoy ofrecen lecciones clave en un contexto de cambio climático y pérdida de biodiversidad», indicó la organización.
Entre los sistemas que se han reconocido figura el cultivo de yerba mate en sombra en Brasil, así como sistemas de cultivo de mejillones perla, té blanco y peras que se sitúan en China.
También se ha reconocido el sistema tradicional de meteplantle de México y la agricultura sobre suelos volcánicos en la isla canaria de Lanzarote, en España, que se convierte en la primera isla europea en recibir esta distinción.
«Estos sistemas son puntos brillantes que muestran cómo las comunidades pueden recurrir a sistemas de conocimiento y prácticas ancestrales para llevar alimentos a la mesa», un logro aún mayor ante los efectos causados por la variabilidad del clima o fenómenos climáticos extremos, dijo Kaveh Zahedi, Director de la Oficina de Cambio Climático, Biodiversidad y Medio Ambiente de la FAO.
En la región de Paraná, en Brasil, pueblos indígenas y comunidades tradicionales han cultivado durante siglos yerba mate y sistemas agroforestales de sombra que están «arraigados en prácticas ancestrales y agroecológicas», destaca la FAO.

En los territorios montañosos y semiáridos del Estado de Tlaxcala, en México, «durante más de tres milenios las familias campesinas del lugar han brindado apoyo al sistema del metepantle».
Este «consiste en un mosaico aterrazado de maíz, agave, frijoles, calabazas y plantas silvestres», y está muy «arraigado en los conocimientos de los pueblos indígenas nahuas», concreta la FAO.
«Preserva las semillas, mantiene la biodiversidad de las tierras secas y afianza los sistemas alimentarios y medios de subsistencia locales, ofreciendo resiliencia y continuidad cultural en una de las regiones de México más vulnerables al clima», destaca.
En el caso de la isla española de Lanzarote, la FAO valora el sistema agrícola desarrollado en sus áridos campos negros volcánicos, con un «uso innovador del suelo del lugar».
«Tras seis años de erupciones volcánicas durante el siglo XVIII, empezaron a utilizar el lapilli volcánico o fragmentos de lava (enarenado) y arena marina (jable) para atrapar la humedad, regular la temperatura del suelo y proteger cultivos» de uvas, batatas y legumbres
Todo ello «brinda apoyo a la biodiversidad, a los medios de subsistencia y el patrimonio cultural en una de las regiones más secas de Europa, en gran parte sin riego», concluye la FAO. EFE