Santa Cruz de Tenerife, (EFE).- Los suboficiales del Ejército y sus familias tienen problemas profesionales, sociales y económicos, pero eso, «parece que no importa a quienes pretenden tratarnos como carne de cañón», ha denunciado este jueves Miquel Peñarroya, presidente de la asociación profesional de suboficiales Asfaspro.
Declaraciones que Miquel Peñarroya ha realizado en un acto organizado por la Asociación Profesional de Suboficiales de las Fuerzas Armadas (Asfaspro) para hablar de las reivindicaciones del personal militar profesional, de las que «normalmente» no se habla.
Un acto que tiene lugar durante la estancia de los militares en el archipiélago canario con motivo del Día de las Fuerzas Armadas, y en la rueda de prensa Miquel Peñarroya ha recordado que los militares «no son solo desfiles y buenas palabras», y ha considerado que no se quieren solucionar.
Ha manifestado que se les quiere aplicar el «silencio y el ostracismo», y apartarlos para que no estorben sus «bonitos discursos de palabras huecas».
El presidente de Asfaspro ha comentado que el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife no ha respondido a su solicitud de instalar una carpa en la plaza Weyler para hablar de sus problemas a la ciudadanía.
Miquel Peñarroya ha destacado que el personal al que se exige «matar o morir» es el peor pagado de la administración, algo que no entiende, y a esa situación se añaden los problemas de movilidad geográfica que les impiden conciliar con la vida familiar, y ha criticado que la militar no es reconocida como una profesión de riesgo cuando «lo primero que se exige es usar armas y explosivos».
También ha criticado el plan industrial y tecnológico para la seguridad y la defensa, porque es «engañoso», ya que si bien se habla de destinar el 33 por ciento del presupuesto a las personas, como pilar del ejército, en realidad esa inversión se queda en el 6,48 por ciento.
Ha comentado que durante su estancia en Canarias para organizar los actos centrales del Día de las Fuerzas Armadas, están alojados en barracones «como si estuviéramos en el frente» y, tras ocho horas de servicio «encerrados sin poder salir», y la comida es de rancho, ha añadido.
Por eso ha criticado que les piden que sean los mejores mientras que les dan las peores retribuciones y un trato que consideran que no es digno, mientras que en el resto de Europa se revaloriza la defensa militar y en algunos países se habla de restablecer el servicio militar obligatorio y en otros se estudia, pero en España «miramos para otro lado».
Miquel Peñarroya ha aseverado que a la ministra de Defensa, Margarita Robles, le han dicho sus problemas desde el principio y con lealtad, y ha estimado que el personal militar español está cada vez más desmotivado.
Por ello ha reclamado un plan de reestructuración de las retribuciones, para que por un solo concepto no haya una diferencia de 800 euros al mes con un guardia civil que haga el mismo trabajo, y ha subrayado que si se quiere un ejército profesional deben ser tratados como tales, ya que no son voluntarios de una ong ni personal de reemplazo.
Y ha puesto en valor que durante la actual legislatura ha habido las condiciones para llevar a cabo las mejoras, por sus actuaciones durante la pandemia, así como en la dana y la erupción del volcán de La Palma.
Miquel Peñarroya ha apuntado que el salario medio de los militares profesionales está en torno a las 1.200 euros al mes en el caso de la tropa, y de los 1.900 en el de los sargentos, si bien hay diferencia si se está en administración o en infantería, por ejemplo.
Y hay entre 8.000 y 1.000 euros al mes de diferencia salarial con la Guardia Civil, ha apostillado.
Ha dicho asimismo que el problema de la conciliación familiar llega a la escala de oficiales del Ejército, de modo que, ha agregado, se producen casos «impensables hasta ahora», como que un teniente coronel renuncie a ser jefe de batallón por los problemas familiares que conlleva el traslado. EFE