Las Palmas de Gran Canaria, 21 jul (EFE).- El juez que ha enviado a prisión al joven marroquí acusado de haber quemado a una menor en Las Palmas de Gran Canaria ha tomado esa decisión por apreciar riesgo de fuga, aunque reconoce que existen dudas sobre cómo sucedieron los hechos y recela, por enemistad, de un testigo que puede ser clave.
En el auto justifica el riesgo de fuga por la condición de inmigrante irregular de detenido y su falta de arraigo, ya que se trata de un joven llegado hace mes y medio a Lanzarote en un patera.
Es lo que explica el juez Tomás Martín en un auto en el que expone varios de los detalles contradictorios del caso que tiene en sus manos y sobre el que reconoce que «no es posible concretar» por el momento, no al menos hasta que pueda tomar declaración a la víctima, confiando en una posible mejoría de su situación que le permita contar lo sucedido. En la actualidad, está hospitalizada en Sevilla.
El detenido, Abarrafía H., de 20 años, y la víctima, una adolescente de 17 años tutelada por el Gobierno de Canarias, que se había escapado de un centro de menores días antes, estaban solos en la infravivienda okupada del barrio de La Isleta donde se produjo el incendio la madrugada del 16 de julio.
El primero solo sufrió lesiones leves en una pierna, pero la segunda presenta quemaduras graves que afectan al 50 por ciento de su cuerpo, de acuerdo con el último informe médico que cita el juzgado.El juez ha analizado unas imágenes en las que se ve a la joven salir vestida con un burka -el auto habla en otros pasajes de una chilaba- de esa infravivienda por una ventana «por la que apenas cabía, superar un foso de unos 60 centímetros y saltar un muro», para después caminar «desorientada» hacia la acera de enfrente.
Son las 3:53 horas de la madrugada y, tras ella, sale de la vivienda Abarrafía H., que «la abraza o la agarra» por la espalda.
Todo ello sucede antes de el 112 reciba a las 4:01 horas la llamada de un testigo que comunica lo ocurrido y habla por primera vez de la presencia de fuego, pero lo hace entre insultos racistas y amenazas contra Abarrafía H. y «solo al final de la llamada» menciona que hay una «chica quemada entera», subraya el magistrado.
En la grabación del 112, por detrás de la voz del comunicante, se oye al detenido «decir las palabras ‘médico’ y ‘ayuda’, lo que contrasta con la actitud hostil del testigo», añade el juez.
Dudas sobre el testigo principal
El auto expone unos antecedentes que el magistrado cree que deben tenerse en cuenta para valorar la declaración de ese testigo: es uno de los jóvenes investigados por la Policía por haber perseguido cinco días antes a un grupo de inmigrantes magrebíes que tuvieron que refugiarse en la Comisaría del Distrito Norte, en un incidente que se saldó con un joven apuñalado y varios más heridos.
El juez remarca que lo primero que dice ese testigo cuando llama al 112 es esto: «¡Mira, ese moro está otra vez en la casa! ¡El que apuñaló a mi colega! Está ahí». Y luego añade, cuando el operador de emergencias le pide que se explique: «Ahí, en La Isleta. ¡Yo lo voy a reventar! ¡Voy a ir para allá! ¡Se lo juro por mi madre!».
Después comunica que está saliendo humo del inmueble, cuenta que ha visto salir de ahí al ahora investigado («ese cabrón», dice) y, tras dos preguntas más del 112 sobre lo que está pasando, agrega: «Hay una chica que salió… Está como quemada entera. Está muy mal».
El juez deja constancia de que ese mismo testigo, cuando llegaron los servicios de emergencia, se llevó «aparte» a la menor y habló con ella a solas sin que conste lo que le dijo, un comportamiento, avisa, que «podría tener consecuencias procesales si se interpretara como un intento de manipular o condicionar el relato de la víctima».
Sobre ese marco de dudas sobre la versión de ese testigo, el juez explica que, por un lado, la Policía le informa de que no se han encontrado acelerantes en los restos del incendio (como líquidos inflamables), sino solo un mechero junto a un colchón calcinado.
Y por otro, explica que los médicos del Hospital Virgen del Rocío creen que a la víctima la quemaron tras rociarla con algún tipo de líquido, porque si se quemó por accidente al incendiarse el colchón, tuvo que estar expuesta al fuego «de manera pasiva y prolongada, bajo los efectos de sustancias», conceden. El juez detalla que eso no está acreditado, «pero esa tesis no se descarta», así que pide que le hagan en Sevilla un análisis de tóxicos a la víctima de este suceso.
En cuanto a cómo salieron de la vivienda, el instructor cree que «improbable» que la muchacha pudiera lograrlo sin ayuda, en vista de la situación en la que estaba. «Si recibió ayuda para salir, la única persona que se la pudo prestar es Abarrafía. Pero tampoco esto puede afirmarse con rotundidad, a la vista del tiempo desde que sale la víctima hasta que sale el investigado», expone el magistrado.
Las dudas vuelven de nuevo al auto cuando el juez analiza cómo se produjeron las quemaduras y si cuadran o no con el momento en que se quedó «encajada a la altura de la cadera» en la ventana y con el hecho de que su vestimenta solo ardiera por la espalda.
«Se hace preciso, con toda premura, resolver las contradicciones de los testigos. Escuchar al Policía Local y al personal de la ambulancia a la que la víctima refirió que había sido el investigado el que le había causado las quemaduras prendiendo, se entiende, el colchón con un papel», razona el instructor, antes de dictar prisión sin fianza para Abarrafía H. por delitos de homicidio en grado de tentativa y lesiones a la espera de recibir más pruebas. EFE