Desde el inicio de la actual legislatura, que ahora se encuentra en su punto medio, hemos recibido constantes ataques, discriminaciones, mentiras y difamaciones por parte de la dirección del PSOE de La Laguna. Esto ha sido especialmente notable por parte del anterior responsable de organización, Óscar Olave —ahora ascendido a responsable de organización del PSOE Tenerife—, y recientemente del alcalde de La Laguna y miembro de la ejecutiva federal de Pedro Sánchez, Luis Yeray Gutiérrez.
Han mentido descaradamente al afirmar o insinuar que Drago Canarias solicitó puestos en el gobierno de La Laguna. Llegaron incluso a decir que exigimos la alcaldía o la tenencia de alcaldía, lo cual es completamente falso. Desde Drago Verdes Canarias nunca exigimos ni la alcaldía ni ningún otro cargo político; solo discutimos con el PSOE sobre compromisos programáticos y calendarios de cumplimiento. Tras la negativa del PSOE a adoptar políticas de vivienda progresistas para el municipio, fue ese partido quien decidió unilateralmente formar un gobierno en solitario.
En 2023, planteamos, entre otras propuestas, la necesidad de controlar los precios de la vivienda y del alquiler en el municipio, que ya eran —y continúan siendo— totalmente desmesurados. Sin dar explicaciones, el PSOE se retiró de las negociaciones de manera unilateral. Descubrimos que durante estas reuniones tanto con Drago Verdes Canarias como con Unidas se Puede, el PSOE de La Laguna estaba negociando con Coalición Canaria un pacto de gobierno conservador para la ciudad. La razón de que el acuerdo entre PSOE y Coalición Canaria no se materializara de inmediato fue esperar los resultados de las elecciones generales para no perjudicar su intención de voto, dado que el PSOE traicionaba abiertamente todo lo prometido en la campaña a sus militantes, causando gran descontento entre una parte importante del electorado socialista de La Laguna.
Las mentiras y difamaciones no son casuales; el PSOE y el alcalde, Luis Yeray Gutiérrez, las utilizan para contrarrestar el evidente malestar de quienes les votaron creyendo en sus promesas, solo para verlas traicionadas en cuestión de meses. La estrategia para lograrlo es bien conocida: crear un chivo expiatorio al que se pueda culpar por la situación, y han decidido que ese chivo expiatorio sea Drago Canarias. Sin embargo, no se dan cuenta de que lo único que logran es aumentar el respaldo progresista hacia nuestra formación.
– **No desean limitar los precios de alquiler en La Laguna, pero culpan a Drago Canarias.**
– **Se retiraron de las negociaciones para un gobierno progresista sin dar explicaciones, pero culpan a Drago Canarias.**
– **Pactaron con Coalición Canaria, a pesar de haber prometido lo contrario en campaña, mintiendo a su electorado, pero culpan a Drago Canarias.**
– **Votaron en contra de la propuesta de Drago de declarar La Laguna zona tensionada por los precios de la vivienda, pero culpan a Drago Canarias.**
– **Niegan el problema de la vivienda vacacional en el municipio, pero culpan a Drago Canarias.**
– **Aumentaron los precios del agua, de la basura y del impuesto de circulación, pero culpan a Drago Canarias.**
– **Financian a Vox con dinero público a pesar de ser el grupo con menor representación, pero culpan a Drago Canarias.**
– **Incrementan año tras año el presupuesto de fiestas mientras reducen el de bienestar social, pero culpan a Drago Canarias.**
– **Descuidan el patrimonio, conservando solo lo que les interesa económicamente, pero culpan a Drago Canarias.**
– **Ignoran a asociaciones de vecinos y propuestas ciudadanas si no les son afines, pero culpan a Drago Canarias.**
Durante estos dos años, el cúmulo de mentiras y difamaciones se ha mantenido constante, convenientemente amplificado por el dinero público que el PSOE derrocha en publicidad y propaganda para mayor gloria de su partido y su alcalde. No son pocos los colectivos, medios y asociaciones que el PSOE de La Laguna despreciaba en la anterior legislatura y que ahora, por haber dado espacio democrático a nuestra formación, reciben la atención que siempre merecieron.
La dignidad no se compra y quienes olvidan su pasado están condenados a repetirlo. La situación lleva mucho tiempo faltando al mínimo de ética y honestidad exigibles a cualquier organización o cargo público. Las alusiones a armas y las acusaciones de odio hacia Drago Canarias son completamente inadmisibles. Deberían dar lugar a dimisiones y al rechazo de su propia militancia, que sin duda se avergüenza de tales mentiras con fines ilegítimos en una sociedad democrática.
Además, cuestionar el derecho de concurrir a elecciones demuestra una profunda ausencia de valores democráticos e intenta obtener a un socio sumiso en lugar de un aliado crítico. Aunque a los partidos que han gobernado Canarias durante los últimos 40 años les incomode nuestra existencia, no pediremos perdón ni permiso por existir y luchar por nuestro archipiélago. No nacimos para dejar de ejercer el control democrático otorgado por las urnas; no nacimos para que la juventud y la sociedad civil permanezca amordazada. No nacimos para que nadie, con una llamada a «Madrid», limite nuestra autodeterminación.
Tenemos todo el derecho a formar parte de una organización política como herramienta de cambio, a proponer y defender iniciativas para mejorar nuestra tierra y a presentarnos a elecciones para que el pueblo canario decida libremente. Drago Canarias está en continuo crecimiento: contamos con militantes en todas las islas, y hay mucho talento joven —y no tan joven— que trabaja diariamente de manera altruista y libre, ofreciendo una alternativa al continuismo o la abstención.
Exigimos respeto: a la verdad, al rigor y a las miles de personas que nos votaron en La Laguna, y a las decenas de miles en toda Canarias. No permitiremos que nadie nos ataque sin una respuesta adecuada.
La crítica política es legítima y deseable, pero la mentira, difamación y calumnias no lo son. Estas prácticas políticas se asemejan peligrosamente a las de la extrema derecha, y usarlas para atacar a una oposición digna y altruista como Drago Canarias en un intento de evitar la pérdida de apoyo electoral no es aceptable en democracia. Estas prácticas solo fomentan una mayor brecha entre la ciudadanía canaria y quienes nos gobiernan.