En el último trimestre se han realizado 42 vuelos con estos dispositivos para recopilar datos meteorológicos, agronómicos, fisiológicos y de suelo que se someterán al análisis por medio de algoritmos avanzados para mejorar la gestión del estrés hídrico y la prevención de enfermedades en cultivos de vid y olivo
La Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Soberanía Alimentaria del Gobierno de Canarias está desarrollando junto a la Universidad de Las Palmas de Gran Canarias (ULPGC) el proyecto de agricultura de precisión para el control del estrés hídrico y prevención de enfermedades en cultivos de vid y olivo que comprende el uso de drones y análisis de datos por medio de inteligencia artificial con el objetivo de mejorar el rendimiento de las explotaciones agrícolas. Esta iniciativa está financiada con 249.310 euros del Ejecutivo regional.
En el marco de este acuerdo, en los últimos tres meses se han llevado a cabo 42 vuelos con drones equipados con cámaras térmicas y multiespectrales (con capacidad de detección de longitudes de onda infrarrojas) sobre parcelas agrícolas del Archipiélago para posteriormente combinarlas con imágenes de satélites de alta resolución captadas entre 2020 y 2025.
Acerca de esta iniciativa, el consejero del área, Narvay Quintero destacó en Comisión parlamentaria que “el impulso a la innovación forma parte esencial de la estrategia del Gobierno de Canarias para el sector primario porque es clave para garantizar su futuro, incrementa la competitividad de nuestras producciones y, al mismo tiempo, se configura como un importante reclamo para los jóvenes, que garantizan el relevo generacional”.
A partir de estos registros meteorológicos, agronómicos, fisiológicos y de suelo, analizados posteriormente mediante herramientas de inteligencia artificial para el procesado de imágenes, se han generado más de 25 índices que permiten mejorar la detección temprana de plagas y enfermedades en viñedos y olivares, optimizar el uso del agua y reducir la aplicación de fitosanitarios.
Estos trabajos, asimismo, posibilitan la elaboración de mapas de salud vegetal y el establecimiento de las bases de un sistema de alerta temprana que redundará en una disminución de los costes de producción y de la rentabilidad del sector a través de la lucha contra plagas y enfermedades en cultivos estratégicos como la vid.