Santa Cruz De Tenerife (EFE).- Jóvenes inmigrantes llegados a Canarias en cayuco han clamado este sábado ante la imagen de la Virgen de Candelaria: «Tú que conoces el dolor de una madre escucha el grito silencioso de tantos hijos e hijas que se lanzan al mar buscando esperanza, huyendo del hambre y de la guerra».
Ante el silencio de los cientos de devotos que acompañan a la imagen en su peregrinar desde Candelaria hasta Santa Cruz de Tenerife, los jóvenes Abibo, Ousmane, Mor, Mbacke, Brithg y Paul han realizado una ofrenda floral a la imagen de la Virgen y tres de ellos han leído un texto porque, han dicho, «te sentimos entre nosotros y no solo queremos ofrecerte flores y canciones».
Se trata de inmigrantes que participan en los proyectos de la Fundación Buen Samaritano, cuyo promotor es el párroco José Félix Hernández, el popularmente conocido como «cura Pepe» de Añaza y de Los Gladiolos.
Ha sido a la llegada de la imagen a este último barrio cuando han tomado la palabra los jóvenes, que se han definido a sí mismos como «caminantes sin rumbo» por este mar «que tú conoces, Madre», pues según la tradición la imagen de la Virgen de Candelaria fue encontrada en la orilla de la costa tinerfeña por pastores guanches.
«Este es el mar que es testigo de tus hijos caminando sobre las aguas, y que se ha convertido en frontera de dolor. Cruzamos el mar en patera y cayuco, en una travesía que no siempre tiene retorno», han indicado ante la imagen, para apuntar que «lo hemos dejado todo por unos sueños, por una oportunidad que en nuestro país no pudimos encontrar».
En su alocución han recordado que «llegamos cansados, con la mirada perdida, con el corazón lleno de heridas, pero también de sueños. Algunos hemos sobrevivido a la travesía, otros no han tenido la misma suerte. ¿Cuántos nombres hay perdidos en el mar?, ¿cuántas madres sin saber si sus hijos están vivos?».
Y sin embargo «seguimos llegando porque la esperanza es más fuerte que el miedo», han puntualizado.
Uno de los jóvenes, Abibo, ha recordado que cruzó el mar en una patera «no por aventura, sino por necesidad», ya que en su país «no había trabajo, no había futuro».
«Dejé atrás a mi madre, a mis hermanos, a mi familia, a mi tierra, pero traje conmigo la fe, la esperanza y el deseo de vivir», tras un viaje «muy duro», con muchos días sin comida, sin agua y con miedo de no llegar.
Y aquí encontró a la Fundación Canaria Buen Samaritano «con personas buenas que me ayudaron» y en concreto, ha proseguido, con el padre Pepe «que me acogió y no me preguntó ni por mi religión ni por mi país, sino que lo primero que me preguntó es cómo me sentía».
Abibo ha rememorado que entonces hablaba «muy poquito español» y en la Fundación lo ha aprendido junto a «muchas cosas buenas que me han ayudado a seguir con ilusión y poco a poco voy viendo que puedo cumplir mis sueños con la ayuda de tantas personas».
Ha añadido también que él es católico pero la mayoría «de mis compañeros» son musulmanes y «todos nos sentimos acogidos y queridos: me siento y nos sentimos en familia».
«Gracias a esta tierra por acogerme, por darme una oportunidad, por mirarme y mirarnos con los ojos del corazón», ha concluido Abibo.
A su vez uno de los párrocos presentes en el acto ha implorado a la Virgen que acompañe a quienes caminan lejos de su tierra y que se abran las puertas para compartir «el pan» y las comunidades se conviertan «en un hogar».
En su intervención ha recordado que Jesús de Nazaret también fue «un refugiado, un extranjero» y ha rogado para que nadie tenga que huir para poder vivir. EFE