La presidenta de ACAICATE, Fátima Marrero Pérez, instó a honrar el legado de mujeres que trabajaron en la “zafra” del tomate en el municipio de Tuineje. En una entrevista en el programa La Voz de Fuerteventura, en Radio Insular, puso de manifiesto la labor de la asociación que lleva décadas luchando para mantener vivas costumbres, relatos y oficios que corren el riesgo de perderse con el paso del tiempo.
En su opinión, la recuperación de la memoria oral no solo potencia el turismo cultural, sino que también fortalece el sentido de identidad local. “Porque las historias, igual que las personas, tienden a ser olvidadas. En cada mirada quemada por el sol de nuestros mayores, existe una sabiduría condenada a desaparecer”, expresó la presidenta de ACAICATE, urgiendo a recopilar testimonios de primera mano y a escuchar con atención a quienes nos preceden y que, en muchos casos, se enfrentan a la soledad en una sociedad que hace oídos sordos a su sabiduría.
En calidad, el tomate de Fuerteventura no tiene competencia
Entre los temas más destacados, ACAICATE reivindica el papel determinante de la mujer en el desarrollo económico de Gran Tarajal, cuando el 70 % de la producción tomatera se concentraba en el municipio.
Según Marrero, muchas mujeres llegaban de distintos rincones de Fuerteventura —e incluso de otras islas— para trabajar en la zafra, viviendo en casetas suministradas por las empresas. “No podemos dejar pasar la historia. Esas mujeres contribuyeron mucho social y económicamente, pero la mayoría ni siquiera llegó a cobrar pensiones”, explicó.
Este aporte femenino, sin embargo, nunca ha sido plenamente reconocido, motivo por el cual ACAICATE propone la creación de un museo que refleje el intenso movimiento comercial y humano que definió la economía local.
La necesidad de mostrar la historia del tomate se remonta también a los proyectos de reactivar el sector primario. Aunque hoy en día la competencia de países como Marruecos, unida a las plagas y al alto coste de los insumos, dificulta la producción tomatera en Fuerteventura, Marrero confía en que “en calidad, no tendríamos competencia”.
De ahí nace el interés de la asociación por involucrar a colegios y a personas mayores en iniciativas que unan el conocimiento técnico con la sabiduría empírica de quienes trabajaron la tierra toda su vida. “No podemos vivir de la historia, pero sí aprender de ella para ver cómo defender nuestros cultivos”, subrayó durante la entrevista.
ACAICATE no se limita al tomate: desde 2002, la asociación ha organizado obras de teatro, exposiciones, charlas y encuentros enfocados en rescatar tradiciones como la recolección del trigo, la elaboración de gofio, los velorios majoreros o incluso la historia del transporte público en los pueblos de Fuerteventura. Según Marrero, las piezas teatrales son una manera eficaz de transmitir la historia local a un público más amplio y diverso. Esta apuesta cultural la han llevado a presentarse en diversas islas, sorteando con humor y determinación todas las dificultades logísticas que se les presentan. “Esas son mis mujeres. De esas personas son de las que yo aprendo”, apuntó Fátima, en alusión a las integrantes de mayor edad de su colectivo.
En FEAGA, ACAICATE participa para llevar la memoria de las mujeres de la zafra
En la entrevista, se profundizó también en la soledad de los mayores y la pérdida de oportunidades para recabar sus vivencias. “No prestar atención a la gente mayor es un recurso que deberíamos aprovechar más”, recordó Marrero, quien instó a las instituciones a fomentar encuentros intergeneracionales. “Las personas mayores mueren y dejan todo ese testimonio atrás. Y luego pensamos: ‘Ay, podía haber estado con ella, podía haberla entrevistado’”.
En ese sentido, ACAICATE se enfoca en actividades destinadas a los centros educativos y residencias de mayores, promoviendo el respeto y la cercanía hacia quienes sostuvieron la isla en tiempos difíciles. Para Marrero, la familia es la base de todo aprendizaje y la raíz más profunda de la identidad. Como ella misma lo describe, su mayor anhelo para el futuro es contar con más tiempo para grabar testimonios, organizar las obras tradicionales y recopilar información “por temas”, de modo que quede un archivo documental accesible.
“Si la rama quiere florecer, tiene que honrar a las raíces”, concluyó Marrero con una cita que repite cada vez que puede. Con este mensaje, la presidenta de ACAICATE resume la esencia de su labor: rescatar la tradición oral y convertirla en el motor que impulse la cultura majorera a las nuevas generaciones.