La Concejalía de Agricultura ofrece dos charlas a cargo de Aider, el 24 de abril y el 6 de mayo, sobre un proyecto del Cabildo que pone en contacto a propietarios de suelos agrícolas abandonados con posibles arrendatarios interesados en establecer negocios agrarios, ganaderos, forestales, apícolas, medioambientales o educativos.
El Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana da los primeros pasos para incorporar al municipio al Banco de Tierras de Gran Canaria, un instrumento telemático gratuito que permite a los dueños de suelos agrícolas no cultivados y en barbecho arrendarlos y contactar con posibles arrendadores. Con este propósito, la Concejalía de Agricultura, dirigida por la octava teniente de alcalde, Araceli Armas Cruz, ofrecerá dos charlas informativas sobre el proyecto: el jueves 24 de abril, a las seis de la tarde, en el Centro Cultural Maspalomas, y el martes 6 de mayo, a la misma hora, en el Centro Cultural Pancho Guerra, en el casco histórico de Tunte.
Las charlas serán impartidas por el técnico agrícola José Rafael Molina Jaime, de la Asociación Insular de Desarrollo Rural de Gran Canaria (Aider), entidad encargada de gestionar el proyecto. La participación está abierta a todos los interesados. La Concejalía de Agricultura también pone a disposición el correo electrónico agricultura@maspalomas.com para cualquier duda al respecto.
El Banco de Tierras de la isla fue impulsado en 2022 por la Consejería del Sector Primario, Soberanía Alimentaria y Seguridad Hídrica del Cabildo. Su objetivo es facilitar información sobre fincas o parcelas agrícolas en desuso cuyos propietarios estén dispuestos a arrendarlas mediante un contrato de cesión, aparcería o alquiler, durante un periodo de tiempo específico, para su aprovechamiento agrario, ganadero, forestal, apícola o cualquier otro uso ambiental, paisajístico o educativo.
Araceli Armas destaca que el principal objetivo de este proyecto de desarrollo sostenible es recuperar tierras de labranza abandonadas, «con el fin de frenar la erosión de suelos y mantener el paisaje rural, prevenir incendios forestales, generar oportunidades de empleo y negocio vinculados al sector primario y a la soberanía alimentaria, e incluso contribuir a la fijación y rejuvenecimiento de la población en las áreas vecinales de influencia de dichas fincas.»