Pablo Herrera |
Gáldar (Gran Canaria) (EFE).- Más allá de la vorágine de decidir el campeón del mundo de bodyboard en 2025, el Gran Canaria Frontón King arroja este año una bonita historia de cómo el legado de un deporte es transmitido de generación en generación en la familia Mackenzie: el regreso al circuito mundial de Steve ‘Bullet’ y los primeros pasos de la promesa Ossian.
El australiano Steve Mackenzie, uno de los ‘riders’ más reconocidos del mundo del bodyboard, disfrutaba del retiro tras una larga carrera, hasta que la inmersión de su hijo Ossian en el deporte le devolvió al agua con la misma ilusión de siempre, asegura en una entrevista con EFE.
Ossian Mackenzie, de apenas 15 años, se impuso en julio de 2025, en su Australia natal, en una competición clasificatoria para la lucha por título mundial júnior, lo que le trajo al Gran Canaria Frontón King para tratar de coronarse en una experiencia para la que convenció a su padre de vivir juntos: «Ya desde cuartos de final me estaba tratando de persuadir a venir a la isla», cuenta Steve.
«Nunca te terminas de retirar de este mundo. El espíritu surfero te hace querer volver al agua siempre. Dondequiera que vayas sientes la energía en el agua. Y es todavía más especial compartirlo con tu hijo. Me siento muy afortunado», relata un padre emocionado.
Pero el papel de Steve estos días en la costa de Gáldar no es solo competir en la categoría masculina, sino también «ejercer mucho de mentor y entrenador», desvela Ossian, que incide en que su padre le enseña qué hacer en cada ola y «cómo actuar para sacar lo mejor de mí» en el objetivo compartido de inscribir el apellido Mackenzie en el título mundial júnior.
Steve Mackenzie cuenta que el amor por el bodyboard va en la sangre, ya que su hijo ha estado en el mar «desde que era un bebé prácticamente», siempre con la presencia de su progenitor, aunque no fuera cogiendo olas, sino solo saboreando el placer de ver a Ossian y al resto de sus hijos «disfrutar».
«A veces ni siquiera pillo una ola, solo los veo. Todavía ahora, cuando surfeamos, si está bueno, si está remando y viene una buena, le digo: «¡Vamos!». Sigo dejándole las olas, a menos que estemos compitiendo», explica entre risas el mayor de los Mackenzie.
Para ‘Bullet’ lo esencial es «no presionar» a su hijo y dejarle que evolucione sin el peso de llenar los zapatos del apellido Mackenzie, aunque no esconde su ilusión de ver a Ossian cumplir su sueño, sin olvidar que «debe divertirse»: «Es fuerte en el agua y tiene mucho respeto al océano. Simplemente venir aquí y conocer a ‘riders’ de otros países es positivo. Más adelante irá a competiciones y tendrá gente con quienes compartir recuerdos. Es muy importante”.

Un legado de Ossian Mackenzie que puede comenzar con su victoria en el Frontón King, un objetivo que admite que es «un poco estresante», pero por el que trata de mantenerse «positivo y manifestar» para superar cada serie hasta llegar a la final: «Me gustaría ganar y creo que lo haré».
Tras empezar su carrera a los doce años -ahora tiene 54- y estirarla durante más de tres décadas, Steve Mackenzie regresó al agua hace dos años por el creciente interés de Ossian por el bodyboard, lo que les llevó a inscribirse juntos en un club local, relata un Steve ahora vive el deporte de su vida con la única idea de «despejar la mente y coleccionar historias» con su descendiente.
«Surfeamos juntos siempre. Si surfeo solo, ahora me siento raro. Donde vivimos no hay tanta gente, así que siempre acabamos cogiendo muchas olas juntos y pasando muchísimas horas en el agua», explica.
En este sentido, el menor de los Mackenzie resalta que la relación con su padre, al que ve «más que a nadie en su vida», es muy buena e incluso se atreve a definirlo: «Es un rider de tubos de la vieja escuela, pero muy de la vieja escuela. Y lo sigue siendo porque está anclado en los noventa. Solo que ahora es un hombre viejo», bromea.
Para Ossian, el objetivo a largo plazo es unirse «algún día» al Circuito Mundial, para lo que todavía admite que debe «terminar un aprendizaje en casa», un sueño que Steve vivió desde las olas durante muchos años, pero que ahora desea con más ansias experimentar desde la tierra firme y con el orgullo de ver a su hijo seguir el legado de la familia Mackenzie. EFE