Las Palmas de Gran Canaria (EFE).- En regiones como Canarias, donde el turismo ya ha alcanzado un grado de madurez importante, aumentar el número de visitantes aún puede generar efectos positivos, aunque se empiezan a percibir signos de estancamiento, según una investigación realizada en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC).
Se trata de una de las conclusiones de este estudio, en el que se ha cruzado el análisis de once indicadores que maneja la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y los datos que Eurostat recopila sobre pernoctaciones turísticas en las regiones europeas.
Esta investigación advierte la existencia de una correlación positiva entre los niveles de bienestar de la población residente y la llegada de turistas, según ha explicado este martes en un comunicado la ULPGC.
Uno de sus autores, perteneciente al Instituto Universitario de Turismo y Desarrollo Económico Sostenible (TIDES), Jacques Bulchand Gidumal, ha indicado a EFE que, en concreto, en regiones como Canarias, los efectos positivos se generan en educación, empleo, ingresos, seguridad, accesibilidad a los servicios y en sentimiento de comunidad.
Bulchand ha explicado que, aunque haya «cierto hartazgo con el turismo» en las islas, «también quizás estamos olvidándonos de que la gran mayoría del bienestar y la riqueza que tenemos viene originada por el turismo, la única o de las pocas industrias competitivas que tenemos en Canarias».
En relación al estancamiento de esos efectos positivos del turismo en el archipiélago, ha señalado que está relacionado con «un cierto agotamiento del modelo».
«Los efectos muy positivos que tiene el turismo al principio ya los hemos aprovechado en Canarias» y el actual incremento turístico en las islas «no causa que la gente sea más infeliz», pero tampoco «que sea más feliz», ha referido.
Por ese motivo, las regiones más beneficiadas por el turismo, debido a que es un impulso a la diversificación, son las más industriales, concluye el estudio, mientras que en las más desarrolladas, donde los sectores de alto valor añadido tienen mayor peso, es donde menos se aprecia ese aprovechamiento a favor de la sociedad.
Para la realización de la investigación, publicada en la revista ‘Tourism Review’, se examinaron diez indicadores objetivos, como ingresos, salud y empleo, y uno subjetivo (satisfacción con la vida), en una muestra de 197 regiones europeas muy diversas, con diferentes grados de densidad turística, y agrupadas según el tipo de actividad económica predominante.
Así, se diferenciaron las primarias (más basadas en economía agropecuaria y pesquera), secundarias (industria), terciarias (sector servicios, entre las que se encuentra Canarias) y quinarias (las más desarrolladas, donde los sectores de alto valor añadido tienen mayor peso).
Los autores han destacado la profundidad del análisis por la gran cantidad de datos, variables y regiones estudiadas, y han subraya el hecho de que se ha medido el desarrollo turístico por pernoctaciones, y no por turistas recibidos, ya que en este último caso, las métricas no distinguen entre estancias largas o cortas, por lo que el dato de pernoctaciones ofrece una imagen más precisa y real del turismo en una región, indica la nota.
Además, han considerado «necesario que las regiones más turísticas trabajen en estrategias para impulsar sectores económicos alternativos y que, al mismo tiempo, fomenten industrias de alto valor vinculadas al turismo, como nuevos modelos de negocio, uso de tecnologías e inteligencia artificial aplicada al sector o diseño de planes de desarrollo turístico vinculados a la sostenibilidad». EFE