Santa Cruz de Tenerife (EFE).- Un satélite chino, el XYJ-7, cruzó la pasada madrugada el cielo de Canarias desintegrándose como un bólido en su reentrada a la atmósfera de la Tierra, provocando una cadena de explosiones que se notó en varias islas e, incluso, quedó registrada en su red de vigilancia sísmica.
El objeto también fue detectado por la estación de la Agencia Estatal de Metorología en Izaña, situada junto al observatorio astronómico del Teide, en Tenerife.
«Hemos identificado desde @ICE_CSIC esta reentrada de un satélite hoy 16 de octubre de 2025 a las 01:57:27 UTC sobre Tenerife. Su fragmentación produjo un tren de ondas sónicas captado por unas 13 estaciones sísmicas del Centro Geofísico de Canarias», ha explicado a través de su cuenta en X el profesor Josep Trigo, miembro del Instituto de Ciencias del Espacio (ICE-CSIC).
La Red Española de Investigación de Bólidos y Meoteoritos, liderada por el ICE-CSIC, concreta que se trata del satélite XYJ-7.
Otro experto aeroespacial que cooperó en la identificación con el profesor Trigo, el investigador Marco Langbroek, de la Universidad Tecnológica de Delft (Países Bajos), precisa que ese satélite fue puesto en órbita en 2020.
«El tiempo y la trayectoria celeste coinciden bien, el análisis y la propagación de la evolución orbital sugieren un reingreso en la madrugada del 16 de octubre», señaló Langbroek en su cuenta de X.
La Red Sísmica Canaria había registrado durante la noche la señal de lo que denominaron un bólido que fue visible desde varias islas del archipiélago alrededor de las 02.58 horas (1.58 GMT, o UTC), según informó el Instituto Volcanológico de Canarias (Involcan)
El fenómeno, descrito por Involcan en sus redes sociales como la “visita de un objeto cósmico” en la atmósfera terrestre que liberó una gran cantidad de energía al desintegrarse, generando una onda de choque perceptible en los registros sísmicos y en la superficie.
La Tierra está «continuamente expuesta al bombardeo de objetos de origen cósmico, compuestos principalmente por roca o metal. Generalmente, estos objetos tienen un tamaño minúsculo, comparable al de un grano de arena. Al ingresar en la atmósfera a velocidades de decenas de kilómetros por segundo, se vaporizan, generando el fenómeno conocido como estrellas fugaces», explicó Involcan.
Ocasionalmente, objetos de mayor tamaño, de origen natural o artificial, como en este caso de reentrada de chatarra espacial, atraviesan la atmósfera.
«En estos casos, la energía liberada es considerablemente superior. Además de la intensa luminosidad, el evento puede generar una onda de choque lo suficientemente fuerte como para ser percibida por personas y provocar un movimiento del suelo similar a un temblor. A este fenómeno se le conoce como bólido», detalla.
Según Involcan, la señal captada se componía de decenas de ondas de choque distintas, cada una asociada a fragmentos del objeto que se separaron durante su entrada en la atmósfera.
Este proceso ha sido confirmado también por numerosos vídeos difundidos en redes sociales, que muestran la fragmentación y dispersión del objeto.
El análisis preliminar de los datos sísmicos indicaba que la localización más probable del fenómeno se sitúa sobre la isla de Tenerife, aunque la señal fue detectada en estaciones de prácticamente todo el archipiélago.
Involcan ha recordado que este tipo de eventos son relativamente frecuentes, ya que la Tierra está expuesta de manera continua al impacto de objetos de origen cósmico.
Sin embargo, los «bólidos», por su mayor tamaño y velocidad pueden generar luminosidad intensa y, en casos excepcionales, ondas de choque suficientemente fuertes como para causar daños materiales.
«Los bólidos normalmente no representan peligro alguno. Sin embargo, de forma excepcional, sus ondas de choque pueden ser lo suficientemente fuertes como para reventar ventanas y causar daños, tal como ocurrió en Rusia en 2013», recuerda Involcan. EFE