En el pleno de febrero de 2024 se decidió culminar el documento que se había sometido a exposición pública en abril de 2023, pero que hasta la fecha no ha avanzado. Rubens Ascanio, concejal y coportavoz de Unidas se puede en La Laguna, llevará al pleno ordinario de octubre una nueva propuesta para finalizar el proceso de debate de la “Ordenanza Municipal de Protección contra la Contaminación Acústica y Vibraciones en el Municipio de San Cristóbal de La Laguna”. Esta iniciativa fue impulsada por la extinta área de Medio Ambiente, Lucha Contra el Cambio Climático y Bienestar Animal.
El concejal informó que en mayo de 2024, el Ayuntamiento aún esperaba recibir los informes de las diferentes áreas sobre el borrador de la ordenanza, aunque parece que no se ha priorizado su desarrollo como una medida municipal esencial. Lamenta que, a día de hoy, no exista una ordenanza específica que regule los ruidos y las vibraciones, siendo la regulación local vigente bastante somera. “Las quejas vecinales no dejan de crecer y son uno de los asuntos más reiterados en las quejas que traslada la ciudadanía a la Comisión Municipal de Sugerencias y Reclamaciones”, comenta.
En la propuesta se explica que el ruido, definido como un sonido no deseado o molesto, es una de las principales formas de contaminación ambiental en la sociedad contemporánea. A diferencia de otros contaminantes, el ruido no deja residuos visibles, pero tiene impactos significativos sobre la salud humana, la calidad de vida urbana y la biodiversidad. La Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoce el ruido ambiental como un problema de salud pública que afecta tanto a poblaciones urbanas como naturales. La planificación urbana deficiente, sumada a la densidad poblacional, amplifica los niveles de ruido y los problemas asociados a ello, convirtiéndose en un reto creciente para la sostenibilidad de las ciudades.
El uso de materiales constructivos de baja calidad, la carencia de elementos de aislamiento sonoro y la antigüedad de los edificios, anteriores a normativas más restrictivas, son factores que afectan especialmente a las familias más vulnerables, que carecen de recursos para adecuar sus hogares. Ascanio propone en su moción que se acuerde finalizar la Ordenanza Municipal antes de finales de 2026. Este documento, planteado previamente por el Gobierno anterior, “es un instrumento trabajado ya con la ciudadanía, colectivos y entidades, y presenta índices altos de refuerzo de las medidas que la ley otorga a los municipios para abordar esta problemática”.
Hasta que el texto sea aprobado definitivamente, defienden la aplicación de medidas como la instalación de limitadores de sonido en los equipos utilizados en fiestas y eventos municipales, para evitar exposiciones que infrinjan la normativa vigente. También se destacan acciones del Plan de Movilidad y en la Agenda Urbana lagunera. Igualmente, proponen trabajar con el movimiento vecinal en la dispersión de eventos de mayor impacto sonoro por todo el municipio, evitando así la exposición continua a actividades ruidosas.
El concejal de Unidas se puede considera que es necesario dotar de recursos como sonómetros y reforzar la formación tanto de los técnicos municipales como de la policía local, para poder levantar actas ante infracciones que caigan bajo el ámbito de la Ley 37/2003, de 17 de noviembre, del Ruido. Esto debe sumarse a campañas de sensibilización sobre este problema, para fomentar la convivencia.
Además, se plantea que la nueva Ordenanza reguladora de la concesión de subvenciones para la conservación y rehabilitación de viviendas en el municipio amplíe las líneas de ayudas para la instalación de ventanas y elementos que reduzcan la entrada de ruido, en el caso de familias sin recursos y expuestas continuamente a altos niveles sonoros. Se trata de avanzar hacia “más pedagogía y mayor acompañamiento a la comunidad, con un Ayuntamiento ejemplar que no agrave el problema al saturar espacios con eventos de alto impacto o no aplicar medidas de contención que ya se desarrollan en otros lugares”.