Validan el uso de ceniza de la erupción en Cumbre Vieja para regenerar playas

Validan el uso de ceniza de la erupción en Cumbre Vieja para regenerar playas

La Demarcación de Santa Cruz de Tenerife del Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos ha redactado un informe en el que valida el uso de las cenizas de la erupción volcánica en Cumbre Vieja (2021) para la regeneración de playas de arena negra.

Para llegar a esta conclusión, los autores del informe han comparado muestras de cenizas del Cumbre Vieja con otras de arena negra nativa de dos playas del norte de Tenerife, la de San Marcos, en Icod, y la de El Socorro, en Los Realejos.

En su estudio analizaron la estabilidad de una playa tanto en planta como en perfil, detalla el Colegio de Ingenieros de Caminos en un comunicado.

La estabilidad en planta viene condicionada por las direcciones de los oleajes que le afectan y modificada por los salientes rocosos o polos del entorno de la playa.

El informe resalta que la estabilidad en perfil de una playa es dinámica: la arena se mueve entre una pendiente mínima (con los grandes temporales) y máxima (con los oleajes ordinarios) con dos condiciones de estabilidad, que la playa mantenga su volumen de arena sin pérdidas significativas y que sea capaz de recuperarse desde la pendiente mínima a la máxima después de cada temporal.

Además, se ha analizado la granulometría y la densidad tanto del material nativo de las playas de San Marcos en Icod y del Socorro en Los Realejos, como de diversas muestras de ceniza volcánica procedentes del volcán Cumbre Vieja de La Palma.

Como conclusión, los autores del informe señalan que las cenizas del volcán son válidas para la regeneración de playas de arena negra como las dos analizadas en Tenerife, si bien hay que elegir cenizas cuyos tamaño y densidad tengan valores iguales o superiores al material nativo de las playas.

También es posible elegir cenizas con valores algo inferiores a los del material nativo, pero en ese caso hay que incrementar el volumen de aportación, en las proporciones utilizadas habitualmente en la regeneración de playas, para compensar las pérdidas de finos.