Una compra negativa para el periodismo

Claro que alguna reacción se iba a producir tras la adquisición de la red social Twitter por el multimillonario Elon Musk. Si ya llamaba la atención el importe de la operación, cuarenta y cuatro mil millones de dólares, los propósitos de Musk no lo eran menos: quien se autodenomina ‘absolutista de la libertad de expresión’, anunció de inmediato planes para «hacer que los algoritmos sean de código abierto, derrotar a los robots de spam y autenticar a todos los humanos».

Una compra negativa para el periodismo
La compra de Twitter, una empresa que reúne a más de cuatrocientos millones de usuarios en todo el mundo, significa que la empresa ahora es propiedad de una sola persona en lugar de múltiples accionistas

Por Salvador García LLanos

Muchas opiniones coinciden en que la compra, globalmente, es negativa para el periodismo. Sin ir más lejos, la Federación Internacional de Periodistas (FIP) considera que la toma de control de Twitter por Musk amenaza el pluralismo, la libertad de prensa y crea un campo de juego para la desinformación.

Para quienes aún desconozcan los poderes de del multimillonario, digamos que es el CEO del fabricante de autos eléctricos ‘Tesla Inc’ y la compañía aeroespacial ‘Space X’. En el ámbito de la comunicación y redes sociales, ha sido muy crítico con las políticas de moderación de contenidos de Twitter y ha solicitado en varias ocasiones que se convierta en un foro menos regulado para la libertad de expresión.

La compra de Twitter, una empresa que reúne a más de cuatrocientos millones de usuarios en todo el mundo, significa que la empresa ahora es propiedad de una sola persona en lugar de múltiples accionistas, lo que genera preocupaciones de que esta nueva concentración en manos de una sola persona tendría graves consecuencias sobre el uso social y político de la plataforma.

Las federaciones de periodistas advierten que el anuncio de Musk de «autenticar a todos los humanos» desafiaría seriamente la protección de aquellos cuyas opiniones o identidades no se alinean con las de los que están en el poder, entre los cuales, muchos periodistas y fuentes de todo el mundo que piden cuentas a los poderosos”.

Las federaciones también están preocupadas por cualquier medida que se tome para disminuir la moderación del contenido. Las últimas encuestas de la FIP han revelado cómo los periodistas, en particular las mujeres y los que pertenecen a grupos minoritarios, han sido atacados en línea, incluso en Twitter, y han instado a las redes sociales a tomar una posición para proteger a los periodistas del odio y los discursos misóginos.

Además, las federaciones temen que permitir la expresión no regulada en Twitter sin moderación aumente la desinformación y amenace la calidad del periodismo.

El Secretario General de la FIP, Anthony Bellanguer, señala que «Twitter es una extensión de las oficinas de los periodistas. Aquí es donde los periodistas promocionan su trabajo, expresan ideas o encuentran fuentes de información. Este espacio deberá ser debidamente moderado, respetando la libertad de expresión. Es un buen equilibrio al que cualquier propietario de Twitter debe prestar atención. Nos preocupa que los planes de Elon Musk para Twitter vayan en la dirección equivocada al exacerbar las oportunidades de atacar a los periodistas y amenazar el anonimato de los usuarios».

Por parte, el secretario general de la Federación Europea de Periodistas (EFJ/FIP), Ricardo Gutiérrez, indica a su vez que «el multimillonario nunca ha dudado en el pasado en usar Twitter para manipular información, influir en los precios de las acciones y controlar la cobertura mediática de su propio negocio. Tenemos todas las razones para creer que reforzará su control sobre la red en beneficio propio, sin tener en cuenta el interés público. Ya es hora de regular la propiedad de los medios y las redes sociales para contrarrestar una concentración de poder perjudicial para el pluralismo, el debate público y la democracia».

Total, más incertidumbre. El periodismo y la comunicación siguen amenazados por fas o por nefas.