El Cabildo limpia los ‘neveros’ que excavaron los canónigos en San Mateo en el siglo XVII
La profundidad de estos bienes, que es de entre 9 y 11 metros, impedía que se llevara a cabo una limpieza con métodos tradicionales
El Cabildo de Gran Canaria ha limpiado y acondicionado los pozos de nieve ubicados en la cumbre de San Mateo, que servían de ‘neveros’ para los canónigos del Cabildo Catedral de Canarias desde finales del siglo XVII. Las tareas forman parte de los proyectos del Plan de Mantenimiento de Yacimientos Arqueológicos y Áreas Etnográficas que está desarrollando la Corporación Insular desde el pasado mes de septiembre.
De hecho, en la planificación de las tareas que ha elaborado el Servicio de Patrimonio Histórico de la Consejería de Presidencia, la limpieza exhaustiva de estos elementos patrimoniales es una de las labores que ha sido catalogada como una actuación prioritaria, debido a que, en los últimos años, los pozos habían acumulado en sus fondos una gran cantidad de basura.
Se da la circunstancia de que la profundidad de estos bienes, que es de entre 9 y 11 metros, impedía que se llevara a cabo una limpieza con métodos tradicionales, por lo que ha tenido que aplicarse en la tarea un dispositivo propio de los trabajos verticales. De ahí que, desde el momento en que se adjudicó la contratación del plan de mantenimiento, que cuenta con un presupuesto de 74.018 euros y una duración de un año prorrogable a dos, uno de los primeros encargos haya sido la realización de la limpieza exhaustiva de este singular enclave etnográfico.
La excavación y explotación de estos elementos en San Mateo fue acordada por los canónigos del Cabildo Catedral de Canarias, con objeto de conservar la nieve caída en el invierno. El primero de ellos se abrió en 1694 y el segundo, en 1699, a 300 metros de distancia del anterior, y se explotaron de forma conjunta.
De acuerdo con las fichas del inventario de bienes etnográficos de la Fundación para el Estudio y Desarrollo de la Artesanía Canaria (FEDAC), estos pozos, en concreto el excavado en 1699, “tenía unos muros que lo rodeaban y unas escaleras para bajar. También tenía un techo de tejas sobre unos postes y unas puertas de acceso. El techo evitaba que le llegaran los rayos del sol y derritiera la nieve. Posee una pequeña casilla para guardar la paja. En el interior tiene un banco alrededor sobre el que se apoyaba una tarima de madera. Sobre la tarima se colocaba la nieve compactada y la que se derretía se filtraba por ella, para salir por el desagüe”.
Cabe indicar que el Plan de Mantenimiento de Yacimientos Arqueológicos y Áreas Etnográficas de la Institución Insular contempla los trabajos de reparación, consolidación y sustitución que sean necesarios para devolver la funcionalidad perdida a algún elemento constructivo, de protección, de acceso, de recorrido y de señalética de cualquiera de los bienes patrimoniales que se hayan incorporado a la planificación, debido al proceso natural de deterioro, a actos vandálicos a una mala utilización. Además, se incluyen todas las acciones destinada a garantizar la conservación de los bienes arqueológicos y etnográficos.