Debate

Todo da a entender que el próximo año habrá debate sobre el estado de la nación. Desde 2015 no se celebra. La crisis de la emergencia sanitaria y otras circunstancias políticas fueron causando las cancelaciones. El presidente y portavoz del Partido Popular (PP), Pablo Casado, ha reclamado su convocatoria en más de una ocasión.

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No se sabe hasta dónde llegará el grado de crispación política cuando se celebre pero todos saben lo que se juegan: una oportunidad para que el Gobierno presente balance de su gestión y la oposición retrate el supuesto desastre que la caracteriza

Por Salvador García Llanos

El Gobierno accede ahora tratando de ‘regularizar’ la situación: presupuestos en tiempo y forma, legislatura de cuatro años y retorno a la normalidad a los períodos de sesiones del Congreso. El debate, en todo caso, se produciría con las cuentas públicas de los presupuestos generales en plena vigencia, una vez superado el ecuador de la legislatura. Bien es verdad que cada comparecencia del presidente a cuenta de la pandemia o de los Consejos europeos se ha convertido durante estos dos últimos años en algo parecido a debates sobre el estado de la nación. Pero ahora, como decimos, toca retomar la normalidad y convocar uno tal y como corresponde.

No se sabe hasta dónde llegará el grado de crispación política cuando se celebre pero todos saben lo que se juegan: una oportunidad para que el Gobierno presente balance de su gestión y la oposición retrate el supuesto desastre que la caracteriza. No es difícil adivinar que la cita parlamentaria será una ristra de reproches y acusaciones. Que no olviden unos y otros que los ciudadanos, a estas alturas, están bastante hartos de las diatribas entre políticos y lo que quieren es estabilidad, pruebas palpables y eficaces de que sus problemas se pueden solucionar, independientemente de modelos ideológicos. Quieren que la recuperación sea un hecho, que la crisis se puede gestionar y que, pese a los obstáculos, hay razones para superarlos. Posiblemente, por condensar mucho, los estrategas deben andar pensando ahora mismo en que la acción de gobierno se contrapone al desempeño de un líder en la oposición que anda en horas bajas por sus propias cuitas internas.

La agenda parlamentaria entonces recobra uno de los hechos principales de la legislatura. Veremos cómo se desarrolla y cómo administran los actores el día después. Lo fácil ya está servido: para usted, ¿quién ha ganado el debate sobre el estado de la nación?

Aguardemos.